Infancia agridulce y recuerdos de unos años sesenta en blanco y negro. De mi paso por el colegio de huérfanos de la Guardia Civil en Madrid y el Seminario de Toledo salgo con el cerebro extrañamente amueblado, unos rudimentarios conocimientos en el arte de tañer la guitarra y mis primeras canciones. Los años ochenta me pillan en Madrid estudiando Filología Hispánica mientras que, guitarra en mano, recorro todos los rincones de la movida madrileña, metro y pasos de peatones incluidos; en mi repertorio Bob Dylan, Donovan, Branduardi, Serrat, Lluis Llach, Pablo Guerrero… conviven con las primeras composiciones propias, «canciones frívolo-satírico-líricas» las llamaba yo y tenían muy buena acogida en la infinidad de pubs madrileños enamorados de la canción de autor por aquel entonces. Es también la época de festivales, certámenes y concursos que se volcaban en la promoción de la música folk y de autor, una sana competición en la que participé con frecuencia, ganando premios y, sobre todo, amigos. Afincado en tierras manchegas, en el año 1999 fundo junto a Pedro Chaparro, un cantautor de Valdepeñas y de larga trayectoria, el Grupo ESPLIEGO con seis discos publicados el grupo sigue en activo. En la actualidad compagino los conciertos del grupo con labores de producción musical y he grabado un disco para el que he seleccionado diez canciones de las más de cien que guardo en los cajones. Con el título Entre ninguna parte y el olvido el disco sale en formato vinilo y está también disponible en las principales plataformas digitales.